Aprendizaje respetuoso como parte de la crianza

viernes, 26 de diciembre de 2014

Colección de cuentos "El zoo de las letras"


Este es uno de los mejores regalos que ha recibido B porque le estamos sacando un gran partido.
Se trata de la colección El zoo de las letras. Está compuesta de 32 cuentos, cada uno de los cuales tiene como protagonista a un animal y está dedicado a una letra del abecedario (varias letras se repiten en sus diferentes sonidos, por ejemplo, la letra "c" tiene tres libros: uno con "ca, co, cu", otro con "ce, ci" y otro con "ch").
 
Los relatos son de Beatriz Doumerc y las ilustraciones de Tría 3.
Pertenece a Círculo de Lectores y está recomendada a partir de 3 años.
Cada libro incluye un cuento y varias actividades relacionadas con él.


Aunque se recomienda desde 3 años, es prefecta para niños más mayores (B tiene 6). De hecho, a mí me parece un nivel alto para niños tan pequeños, quizá la recomendación está pensada para leer en un principio en compañía de los padres. 
Los cuentos están escritos en letras minúsculas y a edades tan tempranas no suelen todavía estar muy sueltos en esta lectura, aunque todo depende de cada niño/a.

Las actividades que se proponen son preguntas sobre lo que se ha leído, buscar palabras con determinados sonidos, dibujar, colorear, recortar, resolver adivinanzas, inventar poemas... y otras más que se nos pueden ocurrir en casa según los objetivos que ellos nos dan:

- Comprender lo que se lee
- Narrar experiencias de la vida cotidiana
- Desarrollar la atención
- Identificar los sonidos y las grafías
- Ampliar vocabulario
- Ampliar conocimientos sobre el lenguaje
- Ampliar conocimientos sobre cultura general
- Discriminar fonética y visualmente los sonidos
- Manipular formas de manera creativa
- Dotar de significado a las formas
- Recordar textos de la tradición oral
- Jugar con el lenguaje
- Ejercitar la coordinación visomanual
- Desarrollar la creatividad
- Estimular la atención
- Asociar imágenes con palabras

Y lo mejor es que con estos objetivos y las tareas asociadas podemos hacer cosas parecidas con otros cuentos que tengamos en casa y sacar montones de ideas a partir de cada libro.


El preferido de B se llama "El inquieto Roque", ¿os imagináis por qué?

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jueves, 18 de diciembre de 2014

Ideas para que no se nos pierdan los niños

Un conocido me contó una vez que cuando era pequeño se fue a pasar las vacaciones al pueblo, con sus abuelos.
Un día salió solo de casa y se perdió. No sabía volver ni sabía explicar a nadie donde vivía. Finalmente le encontraron y todo quedó en un susto.
Pero desde ese día, cada vez que él y su hermana salían a la calle, el abuelo les colgaba un cartel del cuello en el que ponía: "Somos los nietos del Tío Anselmo".

Hoy ya somos más sofisticadas y no se nos ocurre colgar carteles en el cuello de nuestros hijos. Sin embargo el temor de que se nos pierdan lo tenemos también cuando hacemos salidas a sitios con mucha gente.
He estado buscando por la red y os traigo algunas ideas que los padres/madres de ahora están empezando a usar o a proponer.

Las primeras son formas de identificar a los niños para que quien los encuentre sepa cómo devolverlos. Son originales, coloridas y vistosas, pero hay que reconocer que la idea que hay detrás de todas ellas es la misma que el Tío Anselmo tuvo hace tantos años, cuando diseñó los cartones para el cuello de sus nietos.

Elblogdenicolasito

Andrea's Crafts

Mami ¿te ayudo?

Sevilla con los peques

Ahora un par de truquitos de lo más original, que nos da esta madre, para localizarles fácilmente si les perdemos de vista:
Vestirles con colores llamativos para que destaquen entre la multitud.

Paola Schmitt

Darles unos silbatos y decirles que si se pierden se pongan a pitar sin parar hasta que demos con ellos.

Paola Schmitt

Y la última la encontré en Pinterest y me parece muy práctica, pero sólo para niños muy quietecitos. O quizá el "punto de seguridad" lleva pegamento...

Pinterest de Rashell Reed

¿Cuál os gusta más?
Si tenéis otras ideas podéis dejarlas en los comentarios.

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domingo, 14 de diciembre de 2014

La lectoescritura en diferentes idiomas


B está aprendiendo varios idiomas, algunos ya los maneja bastante bien.
Su idioma materno, o principal, es el castellano. El idioma en el que siempre se ha expresado básicamente, aunque me doy cuenta de que dentro de poco seguramente sea un idioma que pase a un segundo plano para él, ya que sólo lo habla conmigo. No ve la tele en castellano y no habla con nadie más, excepto en las visitas familiares (muy espaciadas) y alguna conversación por teléfono.
En su entorno se habla en otros idiomas.

Va a un colegio bilingüe árabe-francés, donde se hablan y se aprenden los dos idiomas por igual, dedicando el mismo número de horas a cada uno. De hecho, tiene asignaturas, como matemáticas o ciencias, que las da repetidas en ambos idiomas.
El árabe que se aprende en el colegio es el clásico, pero el que se habla en la calle (y B habla con su padre) es un dialecto en el que muchas palabras son diferentes. Así es que en la práctica es casi como aprender dos lenguas distintas.
Tiene además clases de inglés, pero esto a nivel muy básico todavía.

En ningún momento he tenido miedo de que se hiciese un lío al hablar. Conozco niños que hablan varios idiomas y he visto que siempre tenían claro cómo hablar según con qué personas o en qué lugares. Después he comprobado con mi hijo que efectivamente es así.
Sin embargo sí tenía un miedo: la confusión entre el castellano y el francés a la hora de leer y escribir.

B ha aprendido a leer y escribir en castellano en casa, conmigo, y así seguimos practicando. Pero hubo un momento en que me planteé el parar con estas actividades en casa y esperar hasta que hubiese afianzado la lectoescritura en francés, para evitar líos, porque una misma palabra escrita se lee de diferentes formas en cada idioma.
Me ayudó mucho leer esta entrada del blog Orca y también los comentarios en la misma de Marvan e Isabelle (ambas madres de dos hijos que hablan varios idiomas). Y decidí no parar.

Y no me equivoqué. Mi hijo avanza en los idiomas con una facilidad y rapidez que ya las quisiera yo para mí...

Además, maneja dos alfabetos distintos: el latino y el árabe, que además de tener letras diferentes, se leen y se escriben en direcciones contrarias.
Pero incluso con esto ha sabido adaptarse muy bien, y su avance en árabe es aun mejor.

Para la práctica oral de los idiomas tenemos muchos recursos. Para aprender a leer y a escribir, básicamente usamos libros de lectura y ejercicios de copia y caligrafía. Aunque estos últimos, por ser tan repetitivos la verdad es que no suelen ser muy motivadores para los niños.
En el caso de B, me sorprende muchas veces queriendo escribir por su propia voluntad palabras o frases de cosas que le interesan o son importantes para él. Son ocasiones que no hay que desaprovechar.
Y una cosa muy valiosa que tenemos aquí es que casi todo suele estar escrito en varios idiomas, por lo menos francés y árabe. Esto nos proporciona muchas oportunidades de lectura en momentos cotidianos con cosas tan simples como los envases de los alimentos o los panfletos de publicidad.


Así es que... ¡fuera miedos! y confiemos más en las capacidades de los niños.

Y vuestros hijos... ¿leen y escriben en varios idiomas?

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domingo, 7 de diciembre de 2014

¿Por qué nos cuesta tener empatía con nuestros hijos?


La empatía es la capacidad para ponernos en lugar de los otros. Pero ese "ponernos en lugar del otro", ¿cómo lo hacemos?
Lo más habitual es que lo hagamos desde nuestro propio punto de vista, es decir, cómo nos sentiríamos nosotras en esa situación.
Y es que para ponernos en la piel de la otra persona es necesario, o bien que la conozcamos mucho, o bien que la escuchemos (los mensajes hablados y el lenguaje de su cuerpo).
Si esa otra persona es nuestro hijo/a parece que la cosa es más fácil porque se dan las condiciones que he mencionado.

Pero en muchas ocasiones, a la hora de acompañar a nuestros hijos en sus sentimientos, no somos capaces de hacerlo de una forma completa.
Necesitamos intervenir de alguna forma.
Creo que las madres no podemos observar las experiencias de nuestros hijos de una manera objetiva, está en nuestro instinto el involucrarnos.

La necesidad de aliviar o de buscar soluciones hace que muchas veces no nos tomemos el tiempo necesario para dejar que los niños se expresen y nos digan, a su modo, qué es lo que necesitan.
Y a lo mejor el niño no quiere solucionar nada, sólo quiere que alguien comprenda lo que está sintiendo.

Seguro que a veces te sorprendes a ti misma con una frase que te sale automática: No pasa nada.
Y una vez que decimos eso, la empatía ya no es posible porque es como negar lo que le está ocurriendo a nuestro hijo.
Todo esto viene por nuestra necesidad de aliviar y de buscar soluciones, porque parece que forma parte de nuestro papel de madres.
Y si no tenemos una solución que ofrecer, entonces intentamos que parezca que no es grave, para aliviar el malestar del pequeño, y con la mejor de nuestras intenciones decimos ese "no pasa nada".

Hasta aquí es posible la reflexión y el esfuerzo por conseguir la conexión que nos permita ser empáticas de verdad y acompañar afirmando los sentimientos del niño como algo que SÍ EXISTE y que SÍ ES IMPORTANTE.
Más difícil se vuelve el asunto si decimos "no pasa nada" pensando que realmente no pasa nada.
Es muy común en las personas medir las cosas por nuestro propio baremo y decidir así qué es importante y qué no lo es. Y en nuestro mundo de adultas podría parecer que las cosas de los niños son pequeñas, tan pequeñas como ellos.

¿Acaso un problema de trabajo no es mucho más grande que la frustración de un niño por no saber chutar el balón?
Lo que respondamos a esta pregunta dependerá mucho de si hemos olvidado o no la niña que un día fuimos...

Y tú... ¿Tienes empatía con tus hijos?

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martes, 2 de diciembre de 2014

Cosas que hay que hacer antes de los 6 años


Hace tiempo que encontré este listado en la página de la escuela Saltamontes.
Es un listado de cosas que hay que hacer antes de los 6 años. Bueno, no es algo oficial, supongo que son las cosas que se le han ocurrido a alguien y no hay por qué estar de acuerdo. Pero me parece interesante compartirlo para que me digáis si os parecen importantes estas experiencias relacionadas con la naturaleza.
Examinando el listado veo que hay algunas que B no ha hecho.... quizá tengamos que darnos prisa en lo que queda de año...

Cosas que hay que hacer antes de los 6 años:

- Trepar a los árboles
- Jugar en la hierba alta
- Saltar en los charcos
- Caerse al agua
- Caminar descalzo sobre la nieve
- Trepar hasta un nivel del que no sean capaces de bajar
- Ver un renacuajo convertirse en rana
- Comer alimentos de la naturaleza
- Columpiarse en una cuerda
- Oír el canto de un ave
- Rodar colina abajo
- Construir un refugio
- Probar el sabor de la arena y la tierra
- Embarrarse y que le limpien con una manguera
- Pescar
- Construir una presa en un rio
- Hacer volar una cometa
- Ir en trineo
- Escuchar los sonidos del bosque y del océano
- Oler el suelo de un bosque
- Oler la lluvia
- Tener encuentros con la vida y la muerte
- Escuchar historias sobre el mundo salvaje
- Experimentar cualquier tipo de meteorología
- Explorar la playa, un bosque, un campo, un prado
- Encontrar hielo en los charcos
- Sostener un pez u otra criatura

¿Cuál añadiríais?

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miércoles, 26 de noviembre de 2014

Los niños frente a la muerte. Cómo explicarles


Hace algo más de un año murió un amigo de mi marido, no era alguien muy cercano para B, más bien un conocido. Sin embargo, sí que preguntaba en ocasiones por él y, llegado el momento, le explicamos que ese señor había muerto.
Nuestro hijo ya sabía de antes que las personas se mueren porque alguien muy importante en nuestra familia también había fallecido. Pero no sé si el entendía muy bien lo que significaba la muerte, ya que no llegó a conocerla y no tuvo la experiencia de que alguien a quien tratas a menudo de repente ya no está.

Pasábamos un día delante del cementerio y mi marido quiso parar para ver la tumba de su amigo. Yo pensé primero puedarme fuera con el niño, pero él, muy decidido, dijo que también quería entrar.
Si era él quien lo pedía, ¿por qué no?
Era la primera vez que B entraba en un cementerio. Le explicamos que era un lugar en el que había que guardar respeto, que no se podía jugar, ni armar alboroto, ni pisar encima de las tumbas. Él lo entendió y estuvo muy tranquilo, aunque observándolo todo.
Los cementerios musulmanes son muy diferentes de los que estáis acostumbradas a ver la mayoría de vosotras. No hay nichos, los cuerpos están bajo la tierra, no hay decoraciones, ni cosas muy llamativas. Simplemente pequeñas lápidas blancas que llevan escrito el nombre, las fechas de nacimiento y de muerte, y poco más. Nada que distraiga demasiado la atención de un niño.

Después de aquel día sí que ha preguntado por la muerte más a menudo.
Ha querido saber si los muertos están dormidos o si se van a quedar ahí para siempre.

La muerte forma parte de la vida y nosotros creemos que no es malo hablar de ello o tenerlo presente. Todo depende de la edad y madurez de los niños porque no es un concepto fácil de comprender.
Pero si ellos preguntan hay que contestarles con naturalidad y claridad, sin caer en metáforas o ambigüedades que les van a llevar a entender las cosas mal. No soy partidaria de decirles cosas como que cuando alguien se muere está en una nube o se convierte en una estrella, etc.

Tampoco es adecuado relacionar la muerte con el miedo. No me refiero al temor a la propia muerte o de los seres queridos, que eso es algo muy personal, sino el miedo a los muertos o a los cementerios.
B nunca ha visto películas de muertos vivientes o espíritus que vienen a hacer de las suyas, así es que ese miedo no lo tiene.

Es probable que los niños pasen por la experiencia de la muerte de alguien cercano, y si eso ocurre convendría que ellos supieran ya lo que significa la muerte, si no es aun más difícil de aceptar.
Mis consejos son:
- Naturalidad
- Explicaciones claras y acordes a la edad del niño/a
- No evitar el tema si el niño lo plantea
- No convertir los cementerios en lugares de terror

¿Habláis con vuestros hijos de la muerte como algo natural? ¿Cómo lo hacéis?

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martes, 18 de noviembre de 2014

Por qué es importante escribir bien


Hoy quiero compartir unas reflexiones que nos ha pasado la profesora de francés de B, sobre la importancia de tener una bonita escritura, y quiero conocer vuestra opinión.
Pero antes quiero deciros que yo, que me encanta escribir, sí le doy importancia a tener una buena letra.
No voy a hablar de una letra bonita porque supongo que eso va en gustos. A mí, por ejemplo, no me gustan demasiadas florituras en la forma de escribir. Pero ya son cuestiones muy personales.
Por una buena letra me refiero a que sea legible fácilmente, agradable de leer, clara y limpia.

En el colegio de B, todos los maestros/as (tanto de francés como de árabe) le dan mucha importancia a la forma de escribir y a las proporciones de las letras. Esto no siempre es fácil para niños que están aprendiendo a escribir todavía, pero se hace mucho hincapié en ello.

Os copio ahora el texto que la maestra ha dado a cada niño/a:
"Es muy importante tener una bonita escritura. Porque escribir bien nos proporciona una buena organización, así como el hábito de ordenar bien todos nuestros trabajos. Y esto, con toda seguridad, nos beneficiará en nuestra vida.
Para escribir bien hay que respetar los criterios de la buena escritura:
- Saber coger el lápiz
- Escribir según las dimensiones de las letras
- No hacer tachaduras, borrones, etc.
Cita: La escritura es como el espejo del alma. Escribe bien si quieres ser bien leído."

Lo del espejo del alma siempre lo había oído con la cara, pero debe ser que tenemos muchas cosas que son el espejo de nuestra alma. Es lógico, nos expresamos de muchas formas.

¿Qué os parece la opinión de la profesora? ¿Estáis de acuerdo? ¿Creéis que es importante escribir con una buena letra?

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domingo, 16 de noviembre de 2014

Cocinar para los niños: Paninis con bechamel


Esta es una receta muy sencilla y fácil, para esas ocasiones en que tenemos poco tiempo o no se nos ocurre qué hacer para merendar o cenar.
Suele gustar mucho a los niños (y mayores) y se puede hacer casi con cualquier cosa que tengamos en casa.
Os cuento cómo he hecho los que veis en la foto.

Necesitamos pan, huevo cocido, quesitos, mortadela, harina, leche, sal y aceite.
Hacemos una salsa bechamel como la que se suele preparar para las croquetas, pero que quede un poco más suelta. Añadimos la mortadela, el huevo cocido y los quesitos, todo cortado en dados (si los quesitos son muy blandos podemos ponerlos enteros porque se derretirán facilmente). Mezclamos todo bien.
Una vez lista la bechamel, abrimos el pan por el medio y en cada parte vamos poniendo la salsa con una cuchara.
Metemos en el horno 10 minutos a 180 grados para que el pan quede crujiente. Si queréis podéis ponerle queso rallado por encima para gratinar.
¡Y listo!

Como véis no tiene mucha complicación y se puede hacer de muchas variedades. En casa lo hacemos muchas veces como si fueran pizzas, con una base de tomate y lo que queramos por encima. También podemos poner debajo mayonesa o queso de untar. Es cuestión de echarle imaginación...

Los panes redondos de la foto son los que comemos habitualmente, pero se puede hacer igual con la barra de pan.
Espero que a vuestros niños les guste.

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jueves, 6 de noviembre de 2014

Visita a los Jardines Majorelle de Marrakech


La ciudad de Marrakech (en Marruecos) es uno de los destinos más típicos del pais. Con tantos turistas como hay siempre, yo recomiendo visitarla cuando no sea verano, no habrá tanta gente y escaparemos un poco del alto calor que caracteriza a la "ciudad roja", como es conocida por el color de su muralla y sus edificios.
Si viajamos con niños, es importante no sobrecargarles con tantas cosas para ver y ofrecerles un rato de paseo más descansado. Esto podemos conseguirlo adentrándonos durante un rato en los Jardines Majorelle.

El Jardín Majorelle fue creado por el pintor francés Jacques Majorelle.
Fascinado por el Islam y su cultura, llegó a Marruecos en 1917 y ya en 1923 compró unas tierras situadas en el borde del palmeral de Marrakech donde construyó su casa, sus talleres y un gran jardín en el que plantó variedades de plantas de todos los continentes con el objetivo de crear un jardín impresionista.
Debido a los grandes gastos que le ocasionaba su mantenimiento, el jardín fue abierto al público en 1947.
Jacques Majorelle murió en Paris en 1962 habiendo tenido que vender su propiedad en los últimos momentos de su vida, quedando el jardín abandonado.
Yves Saint Laurent y Pierre Bergé descubrieron el Jardín Majorelle en 1966 y compraron la propiedad en 1980, llevando a cabo una gran reforma y creando el Museo Bereber en el antiguo estudio del pintor.

B paseó encantado por estos jardines, contemplando las flores, plantas y árboles y los distintos medios (más secos o más húmedos) en los que crecían.
Le gustó especialmente ver una enorme cantidad de plátanos en su árbol y la rara y espectacular flor que colgaba de ellos.


También disfrutó con todos los pájaros que revoloteaban por allí, sin prestar atención a los curiosos visitantes.


Nos gustó mucho.

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martes, 4 de noviembre de 2014

¿Por qué hemos decidido escolarizar?


Comienzo esta entrada sin saber si hay alguien al otro lado... Han sido muchos meses de desconexión, de dedicarme a otras cosas fuera de internet y de decidir en qué empleo el poco tiempo libre que tengo.
Vuelvo porque aun tengo muchas ganas y cosas que compartir, aunque a otro ritmo y ya de otra manera.
Seguramente no escribiré tan a menudo como antes y seguramente también los temas serán algo diferentes.

Lo primero que quiero contaros es cómo estamos actualmente con el aprendizaje de B (que tiene ya 6 años) y como sé que hay muchas familias con el dilema de si escolarizar o no, os diré que nuestro hijo va al colegio y por eso hoy quiero escribir sobre los motivos que nos han llevado a decidir escolarizarle:

- Porque él mismo ha pedido ir al colegio
Este punto no sé si realmente es muy importante o no, pero le pongo el primero porque mucha gente hace esta pregunta. "¿Y qué pasa si un niño que no va al colegio un día dice que quiere ir?". A mí me gustaría responder con otra pregunta: "¿Qué pasa si un niño escolarizado dice un día que ya no quiere ir al colegio?". ¿Correrían sus padres a desescolarizarle? Creo que no.
Lo importante es escuchar al niño para saber qué hay detrás de sus peticiones.
En nuestro caso, mi hijo va contento al colegio y eso ya es mucho para nosotros.

- Porque no había consenso entre el padre y la madre
Este es un tema que no se trata en otros espacios, o al menos yo nunca he leído sobre ello.
Parece que lo habitual es que los padres estén de acuerdo en una de las dos opciones, pero imagino que no siempre será así. ¿Y si uno está a favor de enseñar en casa y el otro quiere escolarizar? Entonces no queda más remedio que negociar y llegar a un punto medio que satisfaga a todos.
Para nosotros este punto medio ha sido escolarizar eligiendo el colegio que cumpla determinados criterios y completar siempre con la educación en casa (no son incompatibles).

- Por nuestras circunstancias
No hay que compararse con otras familias. Cada familia es única y debe decidir según sus circunstancias.
Sigo creyendo en una enseñanza en el hogar e individualizada como forma ideal de educar, pero sólo si se cumplen una serie de cosas que para nosotros no se cumplían por nuestro lugar y forma de vida. Avanzábamos en unos aspectos, pero nos quedábamos cortos en otros.

- Porque hay cosas que nuestro hijo está aprendiendo ahora en el colegio
Este punto está relacionado con el anterior. Debido a esas circunstancias que comentaba, hay aprendizajes que nuestro hijo no estaba teniendo quedándonos sólo con la enseñanza en casa: el trato con los iguales, trabajar en grupo, resolución de conflictos, relación con otros adultos de "autoridad" que no son los padres, aceptar normas diferentes a las de casa, compartir espacios y material, respetar horarios y turnos...

Aunque B va al colegio, por supuesto que sigue aprendiendo en casa. A veces completando las materias escolares y otras veces a nuestro ritmo.
Ahora estamos muy centrados en la lectura y escritura en diferentes idiomas: en casa español (o castellano si alguien lo prefiere) y en el colegio árabe y francés, además de iniciarse en el inglés.
Os contaré aquí las cosas que seguimos haciendo en casa y también actividades interesantes que se organicen desde el colegio. Y seguro que no faltarán mis reflexiones y debates sobre diferentes temas.
Si os apetece seguirnos, aquí os esperamos.

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jueves, 20 de febrero de 2014

Papelilandia: un libro para construir e imaginar

Decíamos ayer... o decíamos hace seis meses...

Aunque parezca increíble no he tenido conexión a internet en todo este tiempo, de ahí esa ausencia tan prolongada, más de lo que yo misma podía imaginar.
Tengo que reconocer que actualmente he perdido el hábito de escribir y también el poder ofrecer temas interesantes, así lo siento. Muchas cosas han cambiado que me hacen plantearme si tiene sentido ya continuar con este espacio. La verdad es que creo que todo tiene su principio y su final cuando llega el momento apropiado.

Pero sea como sea, esta entrada es obligada para mí.

Fue en el verano del año pasado cuando B y yo recibimos un estupendo regalo por parte de Débora (si todavía hay alguien que no conoce su blog, os recomiendo visitarlo cuanto antes) y nunca es tarde si es para dar las gracias.
Se trata del libro Papelilandia (de la editorial Flamboyant), que nos llegó a través de la web Libros de Papel y a quienes también agradecemos el trato recibido y las facilidades que nos dieron para enviarnos el libro en la fecha y dirección más comodas para nosotros.


Papelilandia es mucho más que un libro, es toda una invitación a la creatividad y la imaginación. Su autora, Michelle Romo, nos propone adentrarnos en el mundo del papel para recortar, pegar y construir 32 estupendos juguetes. Y sólo necesitamos tijeras, celo de doble cara y pegamento; las plantillas están incluídas en el libro.


Y como ya sabéis que a mí me gusta aprovechar las cosas al máximo, os diré también que el reverso de cada página tiene preciosas ilustraciones, por lo que podemos aprovechar los recortes sobrantes para decorar otras manualidades.

¡Muchas gracias! ¡Nos encanta!


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